viernes, 22 de abril de 2016

Un ejemplo inspirador



Interesante lo de Renato Cisneros. Un novelista peruano de moda, se diría. Al menos vende mucho en estos tiempos. Se volcó a "husmear en los cajones de sus padres". Aquella enfermiza necesidad que muchos tenemos para entendernos. Rastrear la historia familiar de padres, tíos o abuelos. Tenemos la esperanza que si los comprendemos a ellos y sus heridas. Nos acercamos a sus victorias o fracasos nos comprendemos a nosotros mismos.
Realizar ese ejercicio si no se es escritor, puede ser doloros, incómodo o peligroso. El papá de Cisneros era general y fue ministro. Pero no se necesita ser hijo de una figura pública. Basta con ser hijo o ser nieto. Con un poco de curiosidad uno puede ser un investigador del pasado y siempre se encuentran cosas interesantes. Todo lo que uno encuentra sirve pero afecta o incomoda. A ver aquellos con similar inquietud a buscar un bolígrafo y un papel. Cisneros cuenta haberse inspirado en:   "La invención de la soledad", de Paul Auster; "Mi oído en su corazón" de Hanif Kureishi; "Experiencia" de Martin Amis; "El olvido que seremos", de Héctor Abad Faciolince; "Infancia", de J.M. Coetzee; y "La maleta de mi padre", de Orhan Pamuk, entre otros.
   

 

Tiempo de silencio

El trabajo es absorbente. Sufro de adicción al trabajo. La jornada laboral me atrapa y aquellos cuentos embrionarios. Aquellas imágenes que a veces aparecen en sueños, en sensaciones incómodas, nostálgicas se quedan allí como insectos molestos. No se cristalizan en producciones, en trabajos literarios.
    Mañana es un día muy especial: en 1564 nace el genio de la literatura inglesa William Shakespeare. Se murió un 23 de abril también pero de 1616, coincide con la de  Miguel de Cervantes Saavedra.